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34 Ben Adad le dijo:

―Te devolveré las ciudades que mi padre le quitó al tuyo, para que puedas establecer puestos de comercio en Damasco, como mi padre hizo en Samaria.

Acab le contestó:

―Siendo así, te dejaré en libertad.

De este modo Acab hizo un pacto con Ben Adad, y lo dejó ir.

Un profeta condena a Acab

35 Mientras tanto, el Señor habló a uno de los profetas para que le dijera a otro hombre:

―¡Golpéame!

Pero el hombre se negó a hacerlo.

36 Entonces el profeta dijo:

―Por cuanto no obedeciste la voz del Señor, saldrá un león y te matará en cuanto yo me haya ido.

Y, efectivamente, tan pronto el profeta se fue, un león atacó al hombre y lo mató.

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